miércoles, 18 de noviembre de 2009

El momento en que el concepto "ambigüedad" tomó una nueva ejemplificación gráfica para mí

Hoy, como todos los miércoles, he tenido clase de TC1, que según la nomenclatura terminológica de la UAB, no es otra cosa que "Traducció directa de l'Àrab C1", o sea, un par de horas pringando para traducir de la lengua del Profeta a la de Cervantes, o a la de Ramón Llull, según se prefiera. Como dato extra, informaré de que ésta es la única clase en la que las explicaciones son íntegramente en catalán, lo cual es una situación bastante graciosa, especialmente cuando me veo a mí mismo haciendo exámenes de vocabulario en los que tengo que traducir de forma inversa del catalán al árabe, no siendo ninguna de las dos mi lengua materna. Pero bueno, sobrevivo de manera más que aceptable, jaja.

El caso es que, en un punto que no sé especificar exactamente de la clase (porque básicamente son dos horas en las que el tiempo parece detenerse de manera cruel), han entrado una serie de personajes "cómico-lírico-bailables", como dijo aquel escritor, que resultaron ser una parte de los candidatos a las elecciones para la Junta de Facultad, que se celebran el martes de la semana que viene. A este respecto, mi valoración general es que, si cualquiera de esos entes tiene q defender nuestros intereses...,digamos que es mejor que vayamos encomendándonos a todo el santoral por muy ateos que seamos.

Los susodichos se han presentado uno por uno, y después han dicho sus propuestas. Pero la verdad es que yo no les he escuchado (total, no puedo votar, porque, como por culpa del rectorado y las inútiles de secretaría de la Facultad de Traducción e Interpretación, no estoy matriculado, pues mi estatus aquí se reduce a poco menos que el de "fantasma administrativo"...Eso sí, estoy recibiendo una formación universitaria totalmente gratis, xD).

Mi déficit de atención, sin embargo, está completamente justificado. Uno de los candidatos no me ha permitido concentrarme en absoluto. Se trataba de un estudiante de primer año de la licenciatura de estudios del Asia Oriental, y, creedme, le venía como anillo al dedo.

Este..."ser", iba vestido con pantalones rojos de pitillo caídos, un cinturon blanco y negro a cuadros, guantes de la misma combinación cromática que la correa, camiseta negra ajustada, los ojos perfilados...y, entonces...Vi el peinado. Resulta que llevaba el pelo largo, de color castaño oscuro, con un "recogido" extraño en la parte de atrás, y, el flekillo, estaba teñido de un color rubio extremadamente claro, cayéndole de manera gradual sobre el lado izquierdo de la frente, hasta llegarle en su extremo ¡POR DEBAJO DEL HOMBRO!...Después de haberme percatado de este detalle fue cuando el susodicho especificó que su especialidad en estudios del Asia Oriental era Japón (¡qué sorpresa!)

Cuando los aspirantes a portavoces de los alumnos en la Junta de Facultad terminaron sus presentaciones y se marcharon la clase entera se sumió en el silencio. Básicamente porque teníamos que terminar el control de vocabulario que estábamos haciendo cuando llegaron. Fue en ese momento cuando me giré hacia Yussef, ese carismático melillense que está de Séneca aquí, y le digo:

- Illo...Tengo una duda...
- ¿Qué pasa, tio?
- Tío, Yussef...El de los pantalones rojos...¿Era un tío o una tía?
(Yussef empieza a reirse a carcajadas)
- En serio, Yussef...Que no sé qué carajo era eso, xD.
- Yo, sinceramente, creo que...Era el quinto de Tokyo Hotel...El MÁS FEMENINO AÚN, xDDD
- Bueno, tío, ahora entiendo por qué no hay Estudios del Asia Oriental en Andalucía.
- ¿Por qué?
- Porque a ese tipo de gente en Andalucía no podría salir a la calle. Los otakus son respetables, pero lo de ahora ha sido demasiado para mí.
- Illo, qué mala gente eres, mamón...
- Sabes que tengo razón, ¿verdad?
- De hecho, sí, xDDDD.

Después de salir de clase le he hecho la misma pregunta a tres personas más de la clase. TODOS TENÍAN LA MISMA DUDA. Hoy, señoras y señores, he descubierto qué es la ambigüedad. Y ha sido tremendamente siniestro. No volveré a ser el mismo...